sábado, 27 de octubre de 2018

Transformar el espacio público: una cuestión de identidad


¿Cuántos de nosotros recordamos haber jugado pelota con nuestros amigos y amigas en el barrio?, ¿cuántos recordamos las horas conversando con los patas de la cuadra en la vereda como si no les hubiéramos visto en años?, ¿o a esos abuelos que se quedaban en la puerta de su casa contemplando la calle como quien lee un libro infinito? Todas esas experiencias recogen momentos que apreciamos, pero también tienen algo más en común: suceden en la calle. La calle es uno de esos espacios en donde podemos conocer a quienes viven cerca de nosotros y en donde dejamos ver cómo somos.

Créanlo o no, nuestra interacción en la calle y con las personas del espacio público deja ver partes de nuestra identidad. Por ejemplo, cuando los niños juegan fútbol y las niñas vóley, se evidenciarían creencias sobre los roles de género. O como cuando ocurren las famosas polladas familiares, en que los vecinos de la cuadra se juntan a bailar, tomar y comer, observamos las costumbres propias del barrio. Y por qué no mencionar las travesuras con la gente del barrio y las conversaciones hasta altas horas de la madrugada en la vereda que develan nuestro sentido de identidad con ese grupo de amigos que tanto apreciamos.

Así, Misky Wayra es parte de esta lucha. Como colectivo, llevamos talleres a varios espacios públicos (calles, plazas, parques) para recobrar el juego, el canto, el teatro y el arte como una oportunidad para aprender, crecer con otros y también establecer lazos. De esta manera, aportamos juntos hacia la construcción de una identidad colectiva que nos vincula y cimienta como comunidad, que se da cuando invitamos a las personas a participar de distintos juegos tradicionales en el espacio público, o cuando escuchamos sus ideas en cuanto a sus experiencias de vida, ya sea de niños, niñas y adultos. O al entonar huaynos o canciones peruanas que reforzarían la identidad de un país con riqueza musical.



Reconocer nuestras identidades es un ejercicio de apoderarnos de quiénes somos en el espacio público. (Los Olivos, 2018)

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